La desvalorización del propio trabajo o de las habilidades es una lacra difícil de combatir. ¡Pero tú puedes!
Estar presionado y sentirse estresado en el mundo laboral (pero también en la propia intimidad) es un gran obstáculo que encierra a muchas personas en una ansiedad galopante y contagiosa.
Ver luego frustrado el trabajo o los esfuerzos de uno por unas cuantas bromas o comentarios poco halagadores es el golpe de gracia de un día verdaderamente negro.
Sentirse bajo control y escuchar un continuo desprecio por el propio trabajo es probable que se convierta en un ciclo perpetuo de frustración y desconcierto. El miedo a ser juzgados erróneamente nos hace callar ante situaciones peligrosas y nos pone a la defensiva en cada movimiento. ¿Cómo nos defendemos ante una situación así?
Ser directo con tu malestar
Enfrentarse a los propios demonios significa comprometer la autoestima y la sensación de aceptación que suele provenir del grupo de confianza, ya sea en el trabajo o en casa, y que nos hace sentir aceptados y bienvenidos independientemente de nuestras capacidades. A veces la sensación de inferioridad proviene de un jefe demasiado irritable, o de un compañero que no nos respeta, de una falta de respeto en casa, de una indiferencia constante o de la infravaloración de los propios esfuerzos.
Aprender a lidiar con los conflictos es un trabajo duro. Después de aceptar que el comportamiento de alguien es inapropiado y hostil para nosotros, tenemos que entender porque es así y cómo resolver la situación. Habla de ello abiertamente, con calma y con diplomacia. La educación debe ser siempre la primera arma, de lo contrario se pierde valor.
Y tu valor lo conoces tú, y solo tú. La imagen que tienes de ti mismo no depende de los demás, solo vive de lo que tú sabes que eres capaz de hacer. Acláralo con esta persona. ¿Por qué no ve tu compromiso? ¿Por qué actúa como si tu trabajo no tuviera valor? ¿Qué dice que es ofensivo y por qué lo dice?
(ADVERTENCIA: el menosprecio continuo o las críticas no constructivas al trabajo pueden conducir al acoso, es decir, a la intimidación mediante burlas, acoso, insultos y críticas inapropiadas a un empleado, y es un delito).
Revisa tu forma de ser
Si no estás satisfecho con tu rendimiento, vuelve a hacerlo. Porque tú lo has decidido. Lo que haces refleja quién eres y cómo te sientes, así que no dejes que unos cuantos comentarios desagradables te desanimen. Este no es el típico consejo de la gallina de los huevos de oro, sino que se trata de que te sientas mejor. Poco a poco.
Haz algo que te haga sentir bien y no te obsesiones con la aprobación de los demás. A veces vas en cabeza y otras te quedas atrás, pero la carrera es larga y con el paso de los años te darás cuenta de que solo es contra ti mismo.
Frente a los que siempre piensan mal ir un poco más allá. ¿Has dado lo mejor de ti para sentirte valorado? ¿Podrías decir lo mismo de ellos? No pierdas el tiempo con la envidia, los que no hacen más que menospreciarte tienen poco carácter y una autoestima más frágil que la tuya. Así que intenta ser compasivo con el que discute, pero responde con la misma moneda y sé consciente de tu valor.