En los últimos años, las redes sociales se han convertido en parte integrante de las interacciones de las personas, especialmente de los adolescentes.
Los «nativos digitales«, como se denomina a la generación que ha crecido con esta tecnología, han estado expuestos a una nueva forma de interacción social: la interacción digital.
Se supone que los dispositivos digitales e Internet tienen una gran influencia en el desarrollo de los jóvenes y en su forma de socializar. Sobre todo porque, según las estimaciones, el tiempo que pasan en línea se ha duplicado en la última década.
El rápido desarrollo de aplicaciones y programas informáticos y el creciente uso de Internet plantean muchas preguntas sobre el impacto de esta tecnología en los adolescentes.
Adolescentes y redes sociales
Algunos investigadores han planteado la hipótesis de que los adolescentes trasladan a las redes sociales los problemas de su vida «offline», como la construcción de la identidad, las relaciones con el grupo de iguales, la sexualidad, la búsqueda de sensaciones y la asunción de riesgos, aspectos a los que suelen enfrentarse durante este periodo de desarrollo psicofísico.
Estudios recientes nos dicen que el uso de las redes sociales entre los 13 y los 17 años es de aproximadamente el 93-97%, por lo que cabe preguntarse cómo repercute esto en el bienestar y la salud de los adolescentes.
Según Strasbuger y su teoría del «superpar», los medios sociales, a diferencia de las interacciones cara a cara, parecen ejercer más influencia y presión sobre los adolescentes. Otro aspecto que no debe subestimarse, estrechamente vinculado al uso de las redes sociales, es el de la violencia y el odio en línea.
Haters y trolls, ¿qué son y cuáles son las diferencias?
El trolling puede definirse como un comportamiento en línea desviado, perjudicial o antisocial destinado a perturbar las conversaciones y desencadenar conflictos.
Los aspectos clave del trolling son el engaño, la agresividad y la sensación de logro al llamar la atención de los demás.
El trolling es similar al «ciberacoso«, pero sus objetivos son diferentes. Los trolls pretenden molestar y dañar a desconocidos, mientras que los «ciberacosadores» se dirigen a víctimas que conocen personalmente.
Mientras que un «troll» es, por lo tanto, alguien que participa en una discusión para perturbar y empezar discusiones y provocaciones, un «hater» es una persona que dispensa odio sobre todos y sobre todo. La malicia y la violencia verbal son las armas más utilizadas.
¿Quiénes son los haters y los trolls?
A pesar de la creciente bibliografía sobre las conductas de odio en Internet, poco se sabe sobre las características personales de las personas que las practican habitualmente. Ni siquiera existe un acuerdo unánime entre los académicos sobre la definición de «odiador».
El odio en Internet puede dirigirse a una persona sin referirse en modo alguno a su posición social o a su grupo. Algunos ejemplos encontrados en Facebook y las redes sociales, dirigidos a personajes públicos, actores, deportistas… son:
- «¡Cómo puede un perdedor ganar tanto dinero!»
- «Debe haber conseguido este trabajo porque sobornó a alguien».
- «Este idiota conducía tan rápido que se lo merecía» (frase referida a una persona desaparecida).
¿Qué perfiles psicológicos tienen los que odian?
En un estudio reciente, se descubrió que la psicopatía era un factor estadístico importante del odio hacia las publicaciones/comentarios en línea. En este mismo estudio, no se encontró ninguna asociación entre los haters y los otros rasgos de la Tríada Oscura (narcisismo y maquiavelismo), como suele ocurrir en los trolls.
Así pues, podemos afirmar que ciertos rasgos de la personalidad pueden desempeñar un papel a la hora de explicar el comportamiento de los haters, pero sin duda estos aspectos se entrecruzan con otros factores importantes, como las recompensas sociales.
¿Cuál es la magnitud del fenómeno?
El fenómeno del odio en Internet es, por desgracia, un comportamiento muy común. Aproximadamente 1/4 de los estadounidenses admiten haber cometido actividades dañinas en línea contra un desconocido.
¿Qué consecuencias tienen las acciones de los que odian?
Está demostrado que el odio en Internet aumenta los sentimientos de tristeza, vergüenza, tiene un gran impacto en la autoestima e incluso puede llevar al suicidio.
Pero el odio en línea no solo afecta a las vidas, también puede causar graves daños en otros ámbitos: basta pensar en cómo ciertas campañas de odio en línea han hecho fracasar películas.
El fenómeno de los haters es cada vez más frecuente y, por tanto, se necesitan más estudios que nos ayuden a entender el problema y la mejor manera de abordarlo.
¿Cómo podemos protegernos?
Prevenir y detener el trolling es especialmente importante porque sus víctimas se enfrentan a un impacto psicológico negativo comparable al del ciberacoso y el ciberbullying. Esto resulta aún más impactante cuando las víctimas son adolescentes.
Las intervenciones útiles podrían ser las destinadas a reducir las recompensas sociales que los que odian obtienen de su comportamiento.
Algunas estrategias que pueden funcionar:
- Disminuir el poder de los haters: ignorar sus comentarios reduce su importancia y resonancia.
- Bloquear los perfiles de los haters: esto disuade a otros usuarios de interactuar con ellos y les impide ganar aún más visibilidad y espacio.
- Reconocer a tiempo el comportamiento de los «haters» da a todos la posibilidad de bloquearlos en una fase temprana denunciándolos a los distintos moderadores del sitio web.