En la antigüedad, los maestros zen solían observar el comportamiento de las personas en los pueblos que visitaban de vez en cuando. Observaron que había tres comportamientos muy comunes que generaban sufrimiento, resentimiento, problemas y negatividad en general.
Increíblemente, al otro lado del mundo, los estoicos romanos sacaron básicamente las mismas conclusiones al estudiar la sociedad romana, demostrando que el hombre tiene un denominador común que está por encima de la cultura y las tradiciones específicas.
Marco Aurelio, por ejemplo, escribió:
Mucho más graves son los efectos producidos en nosotros por la ira y el dolor, con los que reaccionamos ante las cosas, que los producidos por las cosas mismas, por las que estamos furiosos o apenados
¿Cuáles son estos tres comportamientos perjudiciales?
Reglas zen para vivir bien en cualquier situación
Aunque hay muchos comportamientos que puede hacer cambiar la balanza personal de la felicidad de cada persona. A continuación dejamos y detallamos los tres mas importantes.
No respondas cuando estés enfadado
Los maestros zen señalaron por primera vez que nada bueno proviene de la ira. Y es que todo lo que haces cuando estás enfadado produce sufrimiento en ti mismo y en las personas que quieres.
Por supuesto, desquitarse con otra persona te da una sensación de placer. Pero, ¿cuánto dura? Unos segundos, un minuto a lo sumo. ¿Y luego qué pasa? Luego viene la culpa y la constatación de que tu ira no ha servido para nada, salvo para empeorar las cosas. Sientes un vacío que se expande en tu interior.
Al observar cuántas discusiones e incluso dramas surgían de la incapacidad de las personas para controlar su ira, los maestros zen formularon un primer principio a seguir: no responder nunca cuando uno está enfadado.
No hagas promesas cuando estés contento
Los maestros zen también se dieron cuenta de que cuando la gente es feliz no se contenta. En lugar de disfrutar plenamente del momento y alegrarse con gratitud por algo bueno que les está sucediendo, piensan inmediatamente en el futuro.
Por mucho que les importe el objetivo que han conseguido, su mente ya está puesta en el siguiente. Esto es aún más cierto en la sociedad occidental actual que en la antigua sociedad china o romana de los estoicos.
Es un comportamiento que, aunque extendido, es muy problemático.
En primer lugar, porque cada vez que nos alejamos del momento presente, dejamos de vivir la vida y nos encerramos en un mundo de fantasía creado por nuestra mente.
En segundo lugar, porque proyectar la mente en el futuro nos lleva a hacer promesas que no podemos cumplir.
Los maestros zen vieron que las personas felices tendían a elevar el listón cada vez más. Querían más, más y más. Y por eso se esforzaron en hacer promesas a todo el mundo (desde sus esposas hasta sus hijos, pasando por ellos mismos) para hacer más reales sus ambiciones.
Al centrarse tan obsesivamente en la felicidad del mañana, dejaron de ser felices hoy. Un absurdo desde el punto de vista zen, ya que el futuro no existe: sólo es una proyección, a menudo ilusoria, de algo que no ha sucedido y que quizás nunca sucederá.
Todo lo que existe, existe aquí y ahora. ¿El remedio para este derroche de felicidad, tiempo y energía? No hagas promesas cuando estés contento. Simplemente disfruta del momento.
No tomes decisiones cuando estés triste
Finalmente, se dieron cuenta de una característica común de las personas tristes: la rendición. En lugar de luchar por salir de una situación deprimente, muchas personas prefieren huir.
Este comportamiento también es muy común hoy en día. Ya no existe el deseo de reparar, arreglar o salvar nada. Desde los objetos hasta las relaciones personales, la tendencia es consumir, tirar y desviar la atención hacia otro lado.
Especialmente cuando uno está triste, la decisión de cambiarlo todo se toma con demasiada facilidad. De este modo, los problemas no se solucionan, sino que se acumulan fuera de la vista. El objetivo no es encontrar una solución, sino escapar.
Las personas tristes toman malas decisiones precisamente porque son incapaces de aceptar su estado de ánimo. Demasiadas veces queremos alterar todo porque no queremos asumir la responsabilidad de intentar reparar la situación. Lo que buscamos no está en otra parte, ya está aquí.
Reglas zen para encontrar el estado de ánimo adecuado
Cuando estamos enfadados, emocionados o tristes, no debemos hacer nada. Te preguntarás: «Pero entonces, ¿cuál es la forma correcta de actuar? ¿Debo convertirme en un individuo apático que no siente ninguna emoción?»
No, en absoluto. Y me gustaría dejar claro que nadie, ni siquiera un maestro zen, puede no estar nunca enfadado o no estar nunca triste. Todos tenemos pensamientos y reacciones negativas, y el verdadero objetivo es evitar que se apoderen de nuestra vida.
La verdad es que no hay un camino correcto. Cada situación requiere una reacción diferente. Sin embargo, hay un estado mental correcto. Es el de la serenidad interior.
Sólo debemos responder, hacer promesas y tomar decisiones cuando estemos tranquilos, claros, equilibrados y conscientes. Es decir, cuando estamos en paz con nosotros mismos, con los demás y con el Universo.
Este maravilloso estado mental se consigue con la práctica: cuando estás agitado, te paras y respiras profundamente hasta que te calmas. Si alguien te provoca, si estás deprimido o si una situación te excita, aléjate un poco, tómate un tiempo para dejar que todo fluya y luego vuelve y toma una decisión.