¡Que levante la mano quien nunca haya tenido miedo a equivocarse! A todos nos ha pasado tener miedo a equivocarnos, en la escuela, en el trabajo, en el deporte, en las elecciones y decisiones cotidianas.
¿Por qué tenemos miedo a equivocarnos?
Desde muy pequeños nos han enseñado que para sacar una buena nota no debemos equivocarnos, que si te equivocas con un ingrediente el pastel no sale bien, etc… Podría seguir con muchos otros ejemplos que demuestran que siempre hemos estado acostumbrados a etiquetar el error con un valor negativo.
De hecho, el error se asocia a menudo con la idea de fracaso e inadecuación. El que comete un error es el que tiene que pagar las consecuencias y reparar los daños (¡el que se equivoca paga!). Es un proceso automático: ¡no hay que cometer errores! ¡Punto sin respuesta!
Esto se debe a que nos dejamos llevar por el miedo al juicio externo (¿qué dirán los demás?, ¿daré una mala impresión?) y al juicio interno (no puedo hacer nada, soy incompetente). En otras palabras, nos autosaboteamos, nos atascamos y somos incapaces de vivir la jornada laboral con tranquilidad.
¿Y si te dijera que no tener miedo a equivocarse es una estrategia que conduce al crecimiento personal y al éxito?
El error visto desde otra perspectiva
Cada vez que cometemos un error tenemos nueva información que integrar en nuestros conocimientos. Así podemos aprender del error.
Por desgracia, los mensajes que recibimos de los demás, padres, amigos, colegas, el jefe, los medios de comunicación, pueden desempeñar un papel desfavorable, sobre todo cuando existe una presión constante para mejorar nuestro rendimiento. Tenemos que ser eficientes, eficaces, perfectos, etc.
Tener un poco de miedo a cometer errores también puede ser útil, porque crea la tensión adecuada para prestar atención a lo que estás haciendo, te ayuda a planificar tus objetivos y también puede contribuir a mejorar tu rendimiento. Un miedo excesivo, sin embargo, puede crear problemas de bloqueo psicológico, procrastinación o estancamiento en tu zona de confort.
Cometer errores es una condición básica para el aprendizaje: los errores forman parte natural de nuestra existencia humana y son necesarios para nuestro crecimiento. Por tanto, pretender no cometer errores nos expone a un fracaso seguro, porque ningún ser humano puede evitar equivocarse. Por lo tanto, cuanto antes aceptemos nuestra imperfección, antes podremos aprender de nuestros errores.
Si, por el contrario, seguimos juzgando nuestros errores como intolerables, la ansiedad nos asaltará ante la mera idea de hacer y acabaremos renunciando a actuar por miedo a equivocarnos.
¿Qué debo hacer si realmente cometo un error en mi trabajo?
A menudo, el miedo a cometer un error también se desencadena porque no sabemos cómo gestionar en la práctica el error real y sus consecuencias. He aquí algunos consejos prácticos sobre cómo gestionar el error:
- No te dejes llevar por el pánico, mantente lúcido y racional y busca soluciones inmediatas. Cuando todo vuelva a estar en su sitio, pregúntese y escriba lo que ha aprendido de la situación.
- Admitir el error y asumir la responsabilidad, manteniendo un enfoque profesional y constructivo.
- Analizar la situación que desencadenó el error (distracción, falta de información, prisas) te ayudará a aprender de él.
Cada vez que te enfrentes a un error propio, hacer este análisis te ayudará a racionalizar lo sucedido y juzgarlo como una parte inevitable del proceso de trabajo, del que puedes aprender algo nuevo.
5 consejos para afrontar el miedo a cometer errores
Si te sientes a merced de tu miedo a cometer errores, estos consejos pueden ayudarte:
- No caigas en la trampa de la perfección: la perfección no existe, así que en lugar de aspirar a ella, apunta al mejor resultado que puedas obtener.
- Tú no eres el error: si cometes un error, no significa que tú «seas el error», como solemos malinterpretar gravemente, sino que simplemente te has equivocado.
- Toma conciencia de tus límites: te ayudará a comprender tu margen de mejora y, por tanto, a salir de tu zona de confort, enfrentándote al miedo y, sin duda, arriesgándote a cometer un error.
- Cometer errores no significa fracasar: recuerda que un error casi nunca es catastrófico e irreparable, utilízalo para hacerte más fuerte y mejorar tus estrategias de trabajo.
- Pide ayuda: si no consigues quitarte el miedo a equivocarte y ya no afrontas tu vida laboral con tranquilidad, un psicólogo puede ser el profesional adecuado para ayudarte.