¿Cómo podemos definir la felicidad? Argyle, uno de los más importantes estudiosos de la felicidad, la define como una sensación general de bienestar que se deriva de la satisfacción en determinados ámbitos como el trabajo, el ocio y las relaciones interpersonales e íntimas.
Martin Seligman, fundador de la psicología positiva, afirma que es necesario descomponer la felicidad en tres elementos:
- Emoción positiva
- Implicación
- Significado
Vamos a desgranar cada elemento para profundizar un poquito mas sobre ello y encontrar el camino correcto para lograr la felicidad.
La emoción positiva
La emoción positiva es la sensación cruda a la que nos acostumbramos rápidamente. Un buen ejemplo es el placer del chocolate que es del 100% en la primera cata de su sabor y después disminuye progresivamente con el tiempo.
La implicación
La implicación consiste en ser uno mismo con lo que está ocurriendo alrededor, como le ocurre al escritor cuando está completamente «perdido» en el acto de la creación de las frases que darán vida a una nueva historia. El placer que siente no es inmediato, sino que sólo lo experimenta cuando ha completado el trabajo.
Es fácil ver cómo la emoción positiva puede conseguirse sin esfuerzo (comiendo, tomando algún tipo de sustancia, alcohol, etc…), mientras que la implicación requiere un compromiso con la realización del propio potencial.
El significado de la felicidad
El tercer elemento de la felicidad es el sentido por el que queremos hacer algo, que no sólo nos afecta a nosotros mismos sino también a los demás (familia, sociedad, ecología, etc.).
Como decía Séneca, «primero debemos tener claro lo que queremos, y luego buscaremos el camino para llegar a ello«.
Para ser feliz, también es necesario sentirse realizado y esto implica aceptarse a sí mismo. Tener relaciones sociales positivas es un elemento esencial de nuestro bienestar, por lo que la felicidad se produce principalmente junto a otras personas.
Por lo tanto, para ser felices debemos tener valores y objetivos en los que creamos y con los que queramos comprometernos, buenas relaciones sociales y la capacidad de prestar atención y recordar las cosas positivas que suceden.
La mayoría de las personas tienden a quedarse atrapadas en las pequeñas y grandes «catástrofes» de la vida (una multa que pagar, una discusión con la pareja, un problema en el trabajo, injusticias sufridas, etc…) y gastan su energía reaccionando automáticamente, esperando superar las situaciones incómodas lo antes posible.
Esto nos lleva a la incapacidad de observar las cosas positivas que ocurren en el mismo día, lo que nos impide ampliar nuestro repertorio de pensamientos y comportamientos que nos ayudan a ser mejores personas.
Para muchas personas, la felicidad parece inalcanzable, pero lo cierto es que, la felicidad es un bien muy cercano, al alcance de todos, sólo hay que pararse y recogerla.