Para mejorar la autoestima, es necesario desarrollar la capacidad de ser flexible y estar abierto a los cambios que se producen a lo largo de la vida.
La autoestima es el conjunto de características personales que un individuo utiliza para describirse a sí mismo. Dependiendo de las consideraciones personales, la autoestima puede oscilar entre dos polos, uno positivo con alta autoestima y otro negativo con baja autoestima, obviamente la posición media es la deseable, como decían los latinos «in medio stat virtus».
Alta y baja autoestima
Un buen nivel de autoestima nos permite mantener un estado de bienestar psicológico y físico, que afecta a la cognición, las emociones, la motivación y el comportamiento.
La baja autoestima se caracteriza por una sensación de inseguridad e incapacidad, ansiedad y tristeza, provocada por pensamientos como: «No valgo nada», «No soy capaz de…», «Soy estúpido», «Soy incompetente», etc.
La baja autoestima conduce a una necesidad constante de ser valorado por los demás. Una autoestima demasiado elevada se caracteriza por una excesiva sensación de seguridad, lo que puede llevar al individuo a ser poco consciente de sus propios límites.
Las sensaciones
La sensación de autoestima está influida por lo que pensamos y sentimos sobre nosotros mismos y por la retroalimentación del mundo exterior (lo que la gente piensa de nosotros, los elogios, etc.).
Uno de los primeros estudios sobre la autoestima es el de W. James (1890), según el cual la autoestima corresponde a la relación entre los objetivos que una persona quiere alcanzar y los resultados obtenidos. Dependiendo de lo que una persona consiga, su autoestima será mayor o menor.
En los últimos años, cada vez más investigadores hablan de la autoestima en términos multidimensionales (Epstein, Harter, Marsh y Holmes, Bracken). Hay seis áreas que influyen en su desarrollo:
- La familia
- Entorno profesional (escuela/trabajo)
- Emocionalidad
- Control del entorno
- Relaciones interpersonales
- Aspecto físico
Una buena autoestima es cuando todas las áreas están suficientemente satisfechas. Si se da demasiada importancia a un área en la que la persona se siente deficiente (por ejemplo, la apariencia física) puede haber una baja autoestima a pesar de que las otras áreas estén satisfechas.
Las personas con baja autoestima suelen mostrar poco amor por sí mismas y una incapacidad para reconocer sus cualidades positivas. El desarrollo a lo largo del tiempo de pensamientos críticos y de autodesprecio hace que estas personas se sientan impotentes ante los retos de la vida. Esto no les permite perseguir sus objetivos y satisfacer sus necesidades.
Por el contrario, las personas que ante las dificultades y los fracasos se levantan y se comprometen con sus valores y objetivos, desarrollan una buena autoestima.
Siempre se puede mejorar la autoestima
La autoestima es una característica que siempre se puede mejorar, no sólo aumentando los conocimientos, sino aprendiendo nuevas habilidades.
Las características importantes para mejorar la autoestima son la capacidad de estar abierto y ser flexible a los cambios de la vida, la voluntad de experimentar con nuevas formas de «hacer» y «ser» de forma creativa y con propósito, la conciencia de los propios valores (lo que realmente tiene sentido para nosotros) y el compromiso de llevarlos a cabo a pesar de las dificultades.