Las emociones son la reacción del corazón a nuestros pensamientos. Se pueden dividir en tres grandes grupos: pensamientos de tranquilidad, pensamientos de malestar y pensamientos neutros o mixtos.
Las emociones tienen la función de motivar al cuerpo a la acción y materializar nuestros pensamientos o deseos.
Los pensamientos neutros o mixtos son los que se convierten en emociones neutras o mixtas como la calma. Son neutrales porque no prevalecen ni las situaciones de incomodidad o peligro ni las de facilidad o seguridad.
También pueden denominarse mixtas porque, desde el punto de vista fisiológico, suponen un perfecto equilibrio entre los dos SNA (sistema nervioso autónomo): el ortosimpático, que interviene en situaciones de peligro o malestar, y el parasimpático, que actúa en situaciones de seguridad o tranquilidad.
3 tipos de pensamientos
Los pensamientos mixtos o neutros se caracterizan por una respiración ligera, silenciosa e invisible. Son preferibles a los pensamientos de facilidad o seguridad, que dan lugar a emociones positivas, pero también provocan una excitación del corazón, con una respiración claramente visible y no sorprendentemente efímera. Son tanto más preferibles que los pensamientos de malestar o peligro que provocan emociones negativas y agitación del corazón y del cuerpo (pecho y abdomen).
La calma y la paz son emociones neutras y garantizan una perfecta armonía entre el corazón que late en silencio y la mente que está perfectamente despejada.
Quiero decir que la calma (o la paz) también es superior a la alegría y a todas las emociones positivas porque estas últimas provocan una excitación del corazón que, no sin razón, siempre es efímera.
La mente se comunica con el cuerpo sólo a través de las emociones que tienen lugar en el corazón mediante la acción de las hormonas y/o neurotransmisores en la sangre y en el propio corazón. Sin emociones no hay resultados porque el cuerpo no se mueve y sólo obedece a sus propios impulsos.
Los pensamientos ya tienen en su interior la emoción en la que se transformarán en el corazón y tomarán el mismo nombre: por ejemplo los pensamientos de miedo, alegría, calma, etc. (igual que las semillas de las plantas).
«El pensamiento es la primera forma de acción, porque al pensar sentamos las bases de lo que será nuestro impacto en el mundo».
Thich Nhat Hanh
Por lo tanto, el pensamiento es (salvo imprevistos) ya emoción, acción y resultado. De ello se deduce que la calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestros pensamientos.
Para ganar nuestra difícil partida con la vida, lo más importante es aprender a ser conscientes de nuestros pensamientos. Para tomar conciencia rápidamente, debemos salir de nuestra zona de confort con frecuencia y felicitarnos cada vez que nos demos cuenta de que hemos cometido un error, lo que requiere atención y presencia.