A veces la vida se pone difícil y crees que no puedes afrontarla. En esos momentos te sientes pequeño, indefenso y frágil, pero sobre todo sientes que nada está bajo control, que el caos rige tus días y determina tu futuro.
Todo es tan complicado que no sabes ni por dónde empezar para poner un poco de orden en tu vida.
Es precisamente en estas situaciones cuando una rutina diaria puede salvarle la vida. Tener una serie de rituales sencillos, elegidos conscientemente (y por tanto positivos), te ayuda a tener unos puntos de referencia a los que aferrarte para no hundirte en la angustia de la incertidumbre.
Hoy te damos 8 rituales diarios que te ayudan a mantener el orden a tu alrededor y, por tanto, también en tu interior. Son útiles para tu bienestar espiritual y mental. Construye una rutina diaria con unos pasos similar y notaras un buen cambio en tu vida. Vamos con ellos:
En cuanto te despiertes, mira al cielo.
Cuando visite Tailandia, me encantaba pararme a hablar con los monjes budistas. Uno de ellos me explicó una vez que lo primero que hacen para empezar el día es mirar al cielo. No importa si todavía está oscuro, llueve o hace sol, ellos consideran que este sencillo ritual es la clave para empezar bien incluso los días más difíciles.
Sirve para recordar que frente al universo sólo somos granos de arena, y por tanto nuestros problemas son mucho más pequeños de lo que creemos.
Nunca comas con prisa
La comida es un alimento. Es literalmente algo fuera de ti que decides introducir en ti para seguir viviendo. La comida es poderosa, para algunos lo es todo: fuente de dolor físico y sufrimiento mental, reguladora del estado de ánimo y la vitalidad, sanadora y curativa.
No quiero darte consejos sobre lo que debes comer, sino sobre cómo podrías comerlo: lentamente.
No importa lo ocupado que estés, lo que tengas que hacer a continuación, lo que te exijan los demás: tómate siempre tu tiempo para saborear lo que pones en tu cuerpo. Y hazlo de la forma más relajante posible: buena música o un silencio agradable, quizás al aire libre o junto a una ventana, en buena compañía o solo.
La nutrición es uno de los pilares de una rutina diaria saludable.
Nunca realices dos actividades estresantes seguidas
¿Qué es el estrés sino una acumulación de muchos pequeños acontecimientos negativos?
El tráfico matutino no es suficiente para ponerse nervioso. Tampoco las noticias negativas de la radio. Ni siquiera los problemas en el trabajo con los que tienes que lidiar en la oficina. Ni siquiera esa discusión que quedó inconclusa al salir de la casa.
Todos estos acontecimientos se convierten en estrés cuando se acumulan uno tras otro. Entre una responsabilidad y otra, incluye siempre un pequeño momento de alegría. Será suficiente para mantener a raya el goteo de estrés y evitar que se convierta en una inundación.
Repite para ti mismo todo lo que agradeces
Puedes hacerlo en voz alta, puedes susurrarlo o puedes escribirlo en tu diario de gratitud que rellenas antes de irte a dormir. La cuestión es la siguiente: cuando uno está agradecido por lo que ya tiene, deja de sufrir por lo que no tiene.
Te das cuenta de que está bien tener sueños y ambiciones, pero también apreciar profundamente lo que está sucediendo aquí y ahora. La gratitud es la base de una rutina diaria feliz.
Sé amable con los demás
¿Sabes cuando se han reído de ti, te han herido y te han humillado? Bueno, tú no eres así. Tú no eres ese tipo de persona. Tú eres la diferencia que quieres ver en el mundo.
Esta conciencia será como una manta cálida en las noches frías, un refugio seguro contra la maldad de los demás. Ser bueno con los demás hará que tu vida sea buena. ¿Sabes cuál es el acto de rebeldía más fuerte de estos días? Ser amable.
Sé amable contigo mismo
No es cierto que sean los demás los que te hagan sufrir con sus juicios. Las personas que se aman son inmunes a la crueldad, porque conocen su propio valor. Tú eres tu propio juez más severo.
Cambia tu rutina diaria: detente, respira y sonríe a la persona que ves en el espejo. Deja de ser tan duro contigo mismo. Te estás esforzando, te mereces un poco de apoyo.
Tómate un momento para meditar, rezar o hacer mantras
No hablo de religión, sino de un momento de recogimiento interior que te une a algo más grande y te hace ver que no estás solo. Hay todo un universo a tu alrededor que existe sólo porque tú eres parte de él.
Tómate el tiempo de cerrar los ojos. Deja el mundo y sus problemas fuera de ti. Respira conscientemente. Y luego decir unas palabras que te den consuelo y motivación. Repítelas 5-6 veces, si lo prefieres con los ojos cerrados. Este ritual te dará mucha tranquilidad.
Dedica un momento a no hacer nada
Recuerda que no siempre tienes que ser productivo. No estás aquí para ser devorado lentamente por el estrés y el miedo. De vez en cuando, detente y no hagas nada. Simplemente ríndete al momento presente.
Ríndete, literalmente. Suspira, vacía tus pulmones y tu mente, no tenses tus músculos, no tengas hambre de nada. Disfruta de un momento de nada: será llenado por el Todo en el aquí y ahora. No hay pasado en el que pensar, ni objetivos futuros que perseguir. Sólo vida, pura vida.