El ejercicio es bueno para la salud. En el sistema nacional de salud de Gran Bretaña, los médicos pueden recetar caminatas, carreras, actividades recreativas y físicas. Detrás de estas prescripciones hay datos científicos que demuestran que el ejercicio puede considerarse un verdadero fármaco que actúa sobre el ritmo cardíaco, la liberación de endorfinas y la reducción del colesterol.
Tampoco faltan pruebas del efecto beneficioso del ejercicio sobre la salud mental. Quienes empiezan el día corriendo o programan un paseo durante la jornada lo saben bien.
Los beneficios del movimiento para el bienestar psicológico no acaban aquí. ¿Qué papel desempeña nuestro cuerpo en el rendimiento profesional, las relaciones interpersonales y la confianza en uno mismo? Según el psicólogo Kurt Lewin, la experiencia concreta está en el centro del proceso de aprendizaje; la actividad corporal nos proporciona continuamente pistas experienciales para desarrollar habilidades que pueden utilizarse en la vida cotidiana.
Resolver las diferencias paso a paso
En los programas de formación de muchas empresas, se invita a los participantes a dar largos paseos durante los cuales comparten sus experiencias y hablan de los cambios que intentan aplicar. La razón de ser de estas actividades es que caminar juntos puede facilitar la toma de conciencia tanto personal como interpersonal:
A nivel individual, caminar favorece diversos mecanismos psicológicos inherentes a «dejar atrás» creencias y pensamientos autolimitadores y tomar una dirección hacia el futuro;
A nivel interpersonal, caminar puede permitir a los interlocutores experimentar la sincronización del movimiento, «avanzar juntos», ir en una «dirección común» y, por tanto, el pensamiento convergente, la empatía y la colaboración; caminar junto a alguien con quien se tienen importantes puntos de divergencia facilita la negociación, la posibilidad de «dejar atrás» los malentendidos y «seguir adelante».
Aún no está claro cómo afecta el movimiento tanto al pensamiento divergente (la capacidad de ver las cosas desde distintos puntos de vista) como al convergente (la capacidad de resolver problemas basándose en los propios conocimientos y experiencia), pero hay investigaciones prometedoras que podrían hacer importantes aportaciones a la mejora de muchas soluciones que se dan todos los días.
Por ejemplo, normalmente, cuando hay un conflicto o un problema que resolver, se pide a las personas que se sienten en sillas colocadas a ambos lados de una mesa y expongan sus posturas. En la práctica, las personas se colocan en una posición en la que pueden «enfrentarse». Sería muy diferente invitar a los participantes a dar un paseo, uno al lado del otro, y darles la oportunidad de hablar entre ellos… moviéndose en la misma dirección.
3 maneras de cultivar la sabiduría corporal
¿Qué actividades motrices pueden ayudar a cambiar los patrones cognitivos, emocionales y conductuales de las personas?
Caminar
Por encima de todo, no pierdas el deseo de caminar: Si puedes camina todos los días, conseguirás un estado de bienestar y dejarás atrás todos los males. Los mejores pensamientos los tendrás por el camino y no conocerás ningún pensamiento tan agobiante que no pueda dejarse atrás con un paseo… así que sigue caminando, y todo irá bien. Caminar abre la mente, libera el flujo de ideas y ayuda a aumentar la creatividad.
Practicar ejercicios de estabilidad y tonificación
La percepción inconsciente de la estabilidad física es también la base de la estabilidad mental; la práctica de actividades como el yoga o el tai-chi contribuye a la capacidad de estar presente, no precipitarse a menudo innecesariamente y realizar tareas con concentración.
El entrenamiento de la fuerza muscular puede aumentar la autoestima y hacer que uno se sienta más capaz de afrontar retos emocionales. En otras palabras, la fuerza de nuestros músculos, señalada inconscientemente a nuestro cerebro, puede traducirse en una sensación de confianza y autoeficacia.
Aprender un baile en pareja
La danza es la expresión física, a través del movimiento y el ritmo, de relaciones, sentimientos e ideas. Es la esencia de la sincronía. Se ha demostrado que bailar con otros mejora la cooperación, el comportamiento prosocial y la capacidad de alcanzar objetivos comunes.
Bailar el vals, el tango o el boogie puede ayudar a romper esquemas relacionales rígidos y a encontrar nuevas formas de expresión y comunicación con los demás.
Lo mental y lo corporal no son más que perspectivas diferentes de un mismo acontecimiento. Los beneficios emocionales del movimiento están bien documentados y nuevos estudios muestran cómo la danza, el atletismo y las distintas disciplinas deportivas contribuyen a la plasticidad mental. Siempre que la práctica no sea extrema ni esté excesivamente orientada al rendimiento.
Trabajar con el cuerpo conduce a percepciones más profundas y cambios más duraderos que los enfoques cognitivos. Al fin y al cabo, condensando el espléndido pasaje de la obra de Samuel Beckett «Esperando a Godot», podríamos decir «Primero baila, luego piensa«. Es el orden natural de las cosas».