El impacto de la tecnología en los jóvenes es real y como padres debemos de tener claras algunas pequeñas pautas. Antes de empezar con la lectura de este artículo se recomienda encarecidamente leer primero: «La crianza narcisista: beneficios y riesgos«
Podemos enumerar macro temas relativos a la relación entre los jóvenes y la tecnología moderna. Veamos juntos para cada uno cuáles pueden ser los peligros asociados y qué aspectos, en cambio, pueden ser positivos, evolutivos y beneficiosos.
Videojuegos y consolas
POSITIVO: El ser humano moderno se acerca a los videojuegos desde la infancia. «El «juego» virtual se ha convertido en la norma desde hace años y para un padre, interesarse por la vida virtual de su hijo es de suma importancia.
Estamos en una época en la que excluir la parte online es como declarar el desinterés por al menos la mitad de la vida de nuestros hijos. En línea, los niños eligen amistades, descubren pasiones y poco a poco van creando su propia identidad y su futuro: el videojuego se convierte en una especie de «gimnasio virtual«. Además, numerosos estudios demuestran que algunos videojuegos desarrollan habilidades cognitivas como la resolución de problemas.
NEGATIVO: En casos raros, se desarrollan formas reales de adicción a los videojuegos (Internet Gaming Disorder). Este trastorno se manifiesta cuando el juego se convierte en un refugio exclusivo para el niño y cualquier otro ámbito de la vida se vuelve marginal.
El uso compulsivo de los videojuegos en este caso es tan grave que compromete significativamente varias áreas de la vida personal, familiar, social, educativa y laboral (debe estar presente durante al menos 12 meses continuos para ser diagnosticado). Ante este cuadro, se requiere un tratamiento preciso y la intervención de un psicoterapeuta con experiencia en conductas adictivas.
Uso de las redes sociales
POSITIVO: Buscar el contacto y la interacción con los demás tiene una importancia fundamental para los jóvenes, es una necesidad primaria. Saber que la otra persona «piensa en mí», que hay una imagen positiva de mí en la mente de los demás, que hay un lugar de honor, le ayuda a sentirse reconocido y socialmente aceptable. El «grupo» siempre juega un papel clave en el crecimiento y el desarrollo, especialmente en la adolescencia.
NEGATIVO: Cuando los ideales se vuelven demasiado rígidos y extremos, el adolescente puede experimentar un gran malestar. Presentar la mejor imagen de uno mismo en las redes sociales puede ser un arma de doble filo: por un lado, despierta el interés de los demás y produce un refuerzo inmediato; por otro, uno puede empezar a temer las interacciones que puedan «exponer» sus imperfecciones.
Varios estudios también confirman que una mayor exposición a imágenes de «otros» consideradas más atractivas se corresponde con una mayor insatisfacción con la propia imagen. No hay que olvidar los «chats parentales», que ahora invaden nuestros teléfonos a veces incluso antes del nacimiento y pueden convertirse en un lugar más de competencia y de compartir aspectos íntimos y privados de nuestros hijos.
Relaciones virtuales y sexting
POSITIVO: Una relación online puede ser un recurso si se utiliza como estrategia para afrontar la timidez inicial. Para algunos jóvenes, la red representa una reserva indispensable en la que reconocerme, ser elegido y encontrar individuos afines y similares que me hagan sentir cómodo tal y como soy. Internet se convierte en un facilitador de encuentros e intercambios.
La búsqueda natural de relaciones también tiene lugar hoy en día en el mundo virtual y es importante acogerla e integrarla.
NEGATIVO: Por desgracia, se están extendiendo formas de «violencia tecnológica«, como la pornografía no consentida (la publicación de material erótico sin el consentimiento del sujeto) o el porno de venganza, el fenómeno por el que las imágenes o vídeos que comparto tienen el propósito deliberado de dañar y herir a la otra persona.
Estas u otras formas de uso indebido de contenidos eróticos en línea requieren una intervención rápida para minimizar las consecuencias y aliviar el impacto emocional en las víctimas. Con respecto a las relaciones virtuales, la idea sigue siendo que hay que observar el comportamiento del joven y entender junto a él si lo online es la herramienta exclusiva con la que se relaciona con los demás o si hay un equilibrio adecuado entre lo virtual y lo real. En el primer caso, se necesita una evaluación más específica para comprender las motivaciones y, en el caso de un marcado malestar, una intervención psicoterapéutica adecuada.
No podemos pasar por alto dos fenómenos complejos como el ciberacoso y el rechazo social. El uso de la red puede ser potencialmente arriesgado. Ambas condiciones deben ser observadas cuidadosamente para comprender su naturaleza y, si se detecta un malestar grave del niño, hay que actuar con rapidez.
Alimentar la relación para proteger a los niños de la web
La relación entre padres e hijos es la herramienta más importante para proteger a los adolescentes. Ser abiertos y curiosos sobre el mundo de nuestros hijos fomenta la confianza mutua y puede evitar que el uso de Internet tenga consecuencias graves.
A la luz de los rasgos narcisistas que tienen ahora los padres modernos, hay al menos dos ingredientes que hay que potenciar en la relación padre-hijo. Todos los padres deberían aprender a hacerlo:
Acompáñalos en la vulnerabilidad
Cuidar sus pequeños sufrimientos cotidianos, acercarnos a nuestros hijos, ayudándoles a comprender que pueden hablar con nosotros de sus malos momentos, sus incertidumbres y sus errores.
Es muy importante que entendamos y les hagamos entender que sí, que es posible sufrir, que no es peligroso y que cuando sufrimos es realmente útil que haya alguien ahí con nosotros, que se compadezca de nuestro sufrimiento y nos dé apoyo y nos escuche. Así será más fácil que el niño nos pida ayuda y se muestre débil e indefenso y no tendrá miedo de «herirnos con su dolor».
Integrarse en su mundo
Por mucho que no nos importe, no preguntar a nuestros hijos cómo se pasan la vida en Internet no deja de ser desinteresarnos por la mayor parte de su existencia cotidiana. Al igual que preguntamos sobre el colegio, el deporte y las salidas con los amigos, es igualmente importante preguntar sobre los perfiles sociales, las series de televisión que siguen, las batallas online, el ‘TikTok’. Esto ayuda a que los niños se sientan «vistos» y escuchados por lo que son y nos acerca a su entorno de crecimiento.