El ritmo que muchas personas mantienen en su vida diaria es agotador, consume, agobia y destroza por dentro.
El propio movimiento de la vida parece alejarnos a menudo de nuestro centro, proyectando la incomodidad y el malestar en necesidades más o menos útiles. El trabajo, la familia, los plazos, las relaciones, la política, las catástrofes mundiales: todo se descentra, desvía la atención.
Sentirse a merced de las emociones es la consecuencia más evidente. La realidad que nos rodea se replica a sí misma, en sintonía con nuestro sentimiento. Con ello reforzamos un estado de cosas que no nos gusta, pero que se repite porque la vida está en coherencia vibratoria con nuestro sentir.
Empieza el cambio
¿Hay alguna manera de cambiar esto? ¿Sabes cuando realmente no te gusta tu entorno? ¿Qué haces, lo aceptas de todos modos o haces algo para cambiar? ¿Y con qué se empieza a cambiar? ¿Armas una revolución en las calles o empiezas desde tu centro?
Muchas preguntas en nuestra mente, nos quedamos con la última porque creo firmemente que es la que tiene efectos más duraderos y creíbles.
Mente consciente y subconsciente
La mente no es una cosa física, es algo muy diferente al cerebro y a la inteligencia. Hay una mente consciente y una mente subconsciente.
La mente consciente es la que se relaciona con el mundo. El que piensa, el que acepta o no acepta una idea. En la mente consciente circula diariamente mucha energía, tanto positiva como negativa.
La mente subconsciente, en cambio, es la sede de nuestros hábitos, de los programas con los que hacemos funcionar nuestro hardware. Estos programas fueron instalados, en su mayoría, cuando éramos niños, por nuestros padres y nuestro entorno más cercano.
La mente subconsciente del niño está muy abierta y por eso la capacidad de aprendizaje en los primeros años de vida es fenomenal. Los niños son como esponjas sin el filtro de la mente consciente: cualquier cosa que les des se convertirá en parte de su comportamiento, que dominará sus vidas.
Por lo general, llevamos a la mente subconsciente todo lo que repetimos en la mente consciente y asociamos con emociones fuertes. Cuidado: la mente subconsciente no conoce la diferencia entre lo verdadero y lo falso; para ella todo se convierte en real desde el momento en que es aceptado y registrado como un programa básico.
Si una noticia, una idea, se repite en la mente consciente con insistencia y nos provoca sentimientos de pánico y miedo, no importa si es cierta o no, será absorbida por la mente subconsciente, haciendo que esa emoción vibre en nuestro cuerpo, influyendo así en nuestro comportamiento.
Por supuesto, esto también es cierto para todas las ideas positivas. No importa si son reales o imaginarios: se convertirán en reales una vez que la mente subconsciente los absorba. Porque, cuando una idea es absorbida a nivel subconsciente, es capaz de controlar la forma en que vibras. Tu vibración condiciona tu forma de actuar, y de ahí tu realidad material.
Los acontecimientos que estás viviendo en este momento de tu vida reflejan tu vibración. Obtenemos lo que resuena con nuestra forma de pensar.
No todos los pensamientos conscientes penetran en nuestro subconsciente: los pensamientos repetidos tienen que estar necesariamente asociados a un fuerte factor emocional para que las acciones se alineen en consecuencia.
Controlando los pensamientos
Al controlar tus pensamientos puedes elegir la dirección de tu vida. ¿Crees que no es posible? ¿Crees que es pura ciencia ficción?
Te indico que es solo tu programa mental, tu paradigma, el que te lleva a decir eso. Y hasta que no cambies ese paradigma, seguirá siendo pura ciencia ficción para ti, ya que no te permite ver más.
El secreto del éxito en la vida, entendido en el sentido más amplio -trabajo, crecimiento de las relaciones y bienestar personal-, depende de tu actitud mental.
Si hasta ahora tus resultados no te satisfacen, debes cambiar esa actitud. ¿Cómo?
Elige una idea fantástica, única, hermosa y positiva que pueda desencadenar en ti imágenes vívidas y emociones fuertes: un objetivo, un proyecto de vida.
Aliméntalo con pensamientos positivos capaces de suscitar entusiasmo en ti (literalmente, entusiasmo significa «Dios interior»). Mantente centrado, intenta mantenerte al margen, en la medida de lo posible, lo que te implique negativamente.
Y recuerda: Eres lo que sientes, no lo que crees que eres. Si quieres ser feliz, debes darte la oportunidad de sentir esa felicidad tanto dentro como fuera de ti. Empieza ya mismo desde donde estás, ilumina lo que te hace feliz y amplíalo. Con el tiempo los motivos que harán crecer tu felicidad aumentarán a pasos agigantados.
ERES LO QUE SIENTES, NO LO QUE CREES QUE ERES: SI QUIERES SER FELIZ, DEBES DARTE LA OPORTUNIDAD DE SENTIR ESA FELICIDAD DENTRO Y FUERA DE TI. EMPIEZA DESDE DONDE ESTÁS, ILUMINA LO QUE TE HACE FELIZ Y AMPLÍALO. CON EL TIEMPO LOS MOTIVOS QUE HARÁN CRECER TU FELICIDAD AUMENTARÁN A PASOS AGIGANTADOS.