En el año 2021, 4.200 millones de seres humanos, más de la mitad de la población mundial, navegaban por las redes sociales. Pero, ¿qué sabemos del impacto de estas redes digitales en la salud mental de los jóvenes?
Las correlaciones entre el uso de las redes sociales y la salud mental son objeto de gran atención por parte de los investigadores, sobre la base de una literatura científica cada vez más abundante.
En varios estudios se ha encontrado una asociación significativa entre el uso intensivo de las redes sociales y los problemas psicológicos. Entre ellos se incluyen la ansiedad, los síntomas depresivos, el estrés o, en casos más leves, una simple reducción del bienestar subjetivo y la autoestima.
¿Existe realmente la depresión en Facebook?
Debido a la gran coincidencia entre los trastornos del estado de ánimo y el uso de las redes sociales, los investigadores han identificado un trastorno denominado «depresión de Facebook«. Así lo informó Margot Morgiève, psicóloga clínica, en la jornada inaugural del congreso de la Sociedad Francesa de Pediatría (1-3 de junio de 2022, Lille).
Pero los estudios sobre estas cuestiones llevan a suponer que los efectos de lo social en la salud mental no están tan relacionados con las redes sociales en sí, sino con el uso distorsionado que hacemos de ellas.
El uso problemático de las redes sociales
Existen tres tipos principales de uso distorsionado de las redes sociales.
Comparación social
El primero es el de la comparación social, es decir, la tendencia espontánea de los seres sociales a compararse con individuos que parecen poseer un mayor atractivo. Esto lleva a muchos usuarios a resaltar y potenciar los aspectos positivos de su vida, presentándose como personas seguras de sí mismas, equilibradas y satisfechas.
Pero quienes sienten que no pueden alcanzar esos niveles de positividad pueden percibirse a sí mismos de forma negativa, disminuyendo así su autoestima y favoreciendo la aparición de síntomas depresivos.
Adicción a las redes sociales
El segundo problema de las redes sociales es su propensión a promover comportamientos adictivos, incluido el miedo a perderse noticias importantes. Así, se tiende a promover los feeds de noticias, es decir, la actualización permanente de una lista de noticias personalizada.
Los principales síntomas del desarrollo de una condición adictiva son:
- Tolerancia: en las personas adictas a las redes sociales, se observa un sentimiento creciente de necesidad absoluta de permanecer conectado, durante un periodo de tiempo cada vez mayor, para alcanzar el mismo nivel de placer;
- Abstinencia: cuando se les prohíbe utilizar las redes sociales, las personas suelen mostrar signos de impaciencia, incomodidad o irritabilidad por el mero hecho de no poder acceder a sus cuentas sociales;
- Conflicto: los contactos relacionales virtuales se convierten en el interés principal y compiten con cualquier otra actividad: aficiones, deportes, estudio, trabajo, etc.
Existe un nuevo fenómeno llamado «miedo a perderse algo» (FoMO), que ha crecido desproporcionadamente en la era social.
En la práctica, es el miedo a «no estar», a quedarse fuera de los actos organizados por los amigos si no se está conectado a las redes sociales. Con la consecuencia de crear una mayor compulsión a estar constantemente conectado en la red.
Uso sustitutivo
El uso por sustitución es el paso siguiente al anterior: se produce cuando el tiempo pasado en el entorno «online» sustituye casi por completo al tiempo pasado «offline».
En esta categoría de usuarios, a veces se declaran sentimientos de soledad debido a la conciencia de la falta de conexiones íntimas.
El lenguaje digital de la angustia
Los primeros trabajos realizados con inteligencia artificial y aprendizaje automático tienden a demostrar que también existe un «lenguaje digital de la angustia».
Esto afecta no sólo a los temas, como la denuncia del odio a uno mismo o los sentimientos de soledad, hasta incluso las fantasías de autolesión, sino también a la estructura del propio lenguaje, caracterizado por un mayor uso del pronombre «yo» y de los sustantivos y un menor uso de los verbos. Este estilo de expresión puede correlacionarse con un mayor nivel de dificultad emocional.
Según algunos autores, el término conocido como «vaguebooking» también se inscribe en este contexto. Se define como escribir un mensaje intencionadamente vago en las redes sociales que no sea fácil de interpretar para el lector. Por tanto, pretende invitar a los lectores a pedir más información al autor.
Esta forma de expresión puede comunicar, con su estilo alusivo y “tácito”, una atmósfera de melancolía indefinida que a menudo implica una forma de petición de ayuda ante los pensamientos depresivos. Del mismo modo, también se cree que existe un lenguaje visual de la ansiedad, como la tendencia a utilizar filtros en blanco y negro en Instagram.
¿A qué riesgos y peligros nos expone la Red?
Resulta paradójico cómo plataformas creadas para facilitar el intercambio y la conexión entre las personas pueden provocar el efecto contrario.
En el fondo está la tendencia adolescente, típica de la edad, a conformarse: En concreto, a aceptar sin críticas lo que proponen los demás y a imitar lo que hacen otros compañeros.
Internet ha supuesto un poderoso refuerzo para el conformismo, porque la difusión de un comportamiento se convierte rápidamente en una moda que implica a un gran número de personas, pasando del mundo virtual al real.
El riesgo en línea más común al que se enfrentan los adolescentes es el ciberacoso, definido como un conjunto de acciones agresivas, por parte de una sola persona o de un grupo, llevadas a cabo a través de medios electrónicos (mensajes de texto, fotos, vídeos, correos electrónicos, etc.), cuyo objetivo es causar daño a un compañero incapaz de defenderse.
Otros peligros ocultos de las redes sociales
Otro peligro omnipresente es el sexting, es decir, el envío, recepción y/o transmisión de fotografías, mensajes, imágenes sexualmente explícitas, con consecuencias potencialmente muy graves. Este tipo de imágenes, aunque en un principio se envíen a un círculo reducido de personas, pueden propagarse después sin control y crear graves problemas a la persona retratada.
También cabe mencionar el fenómeno del trolling, que consiste en la publicación de contenidos provocadores, con la consecuencia de desencadenar conflictos o causar angustia.
¿Podemos encontrar ayuda en las redes sociales?
¿Puede una mayor «conectividad» tener también efectos positivos para las personas con problemas psicológicos? La sensación de estar conectado a algo significativo fuera de uno mismo también aporta muchos beneficios. Al reforzar el sentimiento de pertenencia social, favorece el bienestar subjetivo y mejora la calidad de vida.
Si tomamos el ejemplo de Facebook y su función «cumpleaños», se ha demostrado que cuanto mayor es el número de amigos de Facebook, más se perciben los individuos a sí mismos como conectados a una comunidad.
También es probable que muchos jóvenes acudan al entorno digital en busca de ayuda, compartiendo sus experiencias con otros o buscando información médica y psicológica.